sábado, 29 de abril de 2017

Mendel: la diferencia está en los genes

Gregorio Mendel era botánico austriaco que formuló las leyes de la herencia biológica que llevan su nombre. Sus experimentos sobre los fenómenos de la herencia en las plantas fueron el punto de partida de la genética, una de las ramas de la biología moderna.


 Tras una infancia marcada por la pobreza y las penalidades, en 1843 ingresó en un monasterio agustino  donde tomó el nombre de Gregor y fue ordenado sacerdote en 1847.
Residió en una abadía y para poder seguir la carrera docente, fue enviado a Viena, donde se doctoró en matemáticas y ciencias (1851). En 1854 Mendel se convirtió en profesor suplente de la Real Escuela de Brünn, y en 1868 fue nombrado abad del monasterio, a raíz de lo cual abandonó de forma definitiva la investigación científica y se dedicó en exclusiva a las tareas propias de su función.
El núcleo de sus trabajos le permitió descubrir las tres leyes de la herencia, gracias a las cuales es posible describir los mecanismos de la herencia.
Para realizar sus trabajos, Mendel no eligió especies, sino razas autofecundas bien establecidas. La primera fase del experimento consistió en la obtención de líneas puras constantes y en recoger de manera metódica parte de las semillas producidas por cada planta. A continuación cruzó estas estirpes, dos a dos, mediante la técnica de polinización artificial. De este modo era posible combinar, de dos en dos, variedades distintas que presentan diferencias muy precisas entre sí.
Y al final le permitió concluir que, mediante el cruzamiento de razas que difieren al menos en dos caracteres, pueden crearse nuevas razas estables.
Las leyes de Mendel
La primera ley de Mendel es denominada ley de los caracteres dominantes. Si se cruza una línea pura de guisantes de semilla lisa con otra de semilla rugosa, los individuos de la primera generación filial o son todos uniformes; en este caso se parecen todos a uno de los progenitores, el de semilla lisa. 
La segunda ley es la ley de la segregación. Si se plantan las semillas de los híbridos de la primera generación filia y se deja que se autofecunden, se obtiene la segunda generación filial, pudiéndose observar que la proporción entre lisas y rugosas es de 3:1, en el caso de monohibridismo con dominancia. Es decir, aparecen en la generación siguiente tres cuartas partes de la descendencia con el carácter dominante (semilla lisa) y una cuarta parte con el carácter recesivo (semilla rugosa).

La tercera ley, llamada ley de la transmisión independiente, postula que los genes para distintos caracteres se heredan de forma independiente. Puede servir de ilustración el experimento en que Mendel cruzó plantas de semillas lisas y amarillas y plantas de semillas rugosas y verdes. Después de una primera generación filial en que todos los individuos híbridos son uniformes porque repiten las características del progenitor doble dominante, la segunda generación se compone de cuatro clases de individuos (liso y amarillo, liso y verde, rugoso y amarillo, y rugoso y verde) en una proporción de 9:3:3:1. Esta ley se deriva del hecho de que Mendel estudió, sin saberlo, caracteres libres; no tiene valor universal, porque muchos caracteres están ligados a otros y su segregación no es independiente, como puede constatarse para los caracteres diferentes que encierra un mismo cromosoma.






















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